Ser adulto mayor en Chile

Chile está envejeciendo, y lo hace a una velocidad que pocos dimensionan. Hoy, cerca del 14% de la población tiene 65 años o más, y para 2050 esa cifra superará el 30 %, según proyecciones del INE y la UC.
Es decir, en una generación más, uno de cada tres chilenos será adulto mayor. Ese cambio demográfico no es menor. Nos obliga a preguntarnos cómo queremos envejecer, pero, sobre todo, dónde queremos hacerlo. Y ahí la respuesta es clara: el 87 % de las personas mayores en Chile quiere pasar sus últimos años en casa, según la Red Local de Apoyos y Cuidados del Ministerio de Desarrollo Social. No en un hospital, ni en una residencia, sino en el lugar donde está su historia, sus recuerdos y su identidad. El
problema es que ese deseo choca con la realidad. Hoy, la oferta de servicios domiciliarios en salud y cuidados es muy inferior a la demanda. El programa estatal de Cuidados Domiciliarios del Senama, por ejemplo, alcanza apenas al 2,9 % de la población objetivo. Al mismo tiempo, las residencias de larga estadía sólo pueden cubrir a una fracción mínima de quienes presentan dependencia severa. Noticias Recientes Fundación reconoce a pequeña estudiante de Chile Chico que ganó viaje a Centro Espacial de Inglaterra Implementan taller de escalada infantil en Islas Huichas Así, miles de familias terminan asumiendo solas el cuidado de sus padres o abuelos, con un enorme costo emocional y económico. Son mayoritariamente mujeres, que interrumpen su vida laboral para dedicarse al cuidado, sin apoyo ni descanso.

En muchos casos, sin conocimientos de salud ni contención psicológica. Pero también hay una buena noticia: la atención domiciliaria en salud está creciendo a un ritmo acelerado. No sólo por necesidad, sino por convicción. La pandemia fue un punto de inflexión: mostró que gran parte de la atención médica puede? y debe? salir del hospital y llegar al hogar. Desde entonces, clínicas, centros médicos y emprendimientos tecnológicos han comenzado a desarrollar modelos de atención a domicilio más integrales, que combinan profesionales de la salud, tecnología y seguimiento remoto. Esta tendencia no solo responde al deseo de las personas mayores, sino que tiene beneficios clínicos y económicos comprobados: reduce hospitalizaciones innecesarias, mejora la adherencia a tratamientos y disminuye el riesgo de infecciones intrahospitalarias.

En otras palabras, es más humano y más eficiente. El desafío está en masificar este modelo con calidad y equidad. Que no sea un privilegio para unos pocos, sino una opción real para todos los adultos mayores, sin importar su nivel socioeconómico o el lugar donde vivan. Para eso se necesita coordinación público-privada, regulación clara y apoyo a quienes cuidan. Ser adulto mayor en Chile no debería significar resignarse a perder autonomía o calidad de vida. Al contrario: debería ser una etapa donde la experiencia y la memoria se valoran, donde la salud se acompaña desde el hogar y donde el cuidado se entiende como un derecho, no como una carga. Chile Adulto Mayor

Fuente: https://www.eldivisadero.cl/

La oportunidad del envejecimiento activo

Chile envejece a un ritmo acelerado. Hoy, por cada 100 menores de 14 años, existen 79 personas mayores de 65 (Censo 2024).

Esta transformación demográfica ocurre en un escenario de baja natalidad y fecundidad histórica, tensionando los sistemas de salud, pensiones y desarrollo económico. Sin embargo, más que un problema, este cambio puede ser una oportunidad si entendemos que las personas mayores no son meras receptoras de cuidados, sino actores esenciales para el bienestar de sus familias y comunidades. El concepto de envejecimiento activo, impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y recogido por programas del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), es clave para enfrentar este desafío. Se trata de un proceso continuo que optimiza las oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo de los años. No es exclusivamente vivir más, sino vivir mejor, con autonomía, participación y propósito.

La experiencia internacional y estudios académicos confirman que mantenerse activo física y cognitivamente, cuidar a otros, participar en la vida social y tomar decisiones cotidianas contribuye a una vejez saludable. Por el contrario, el aislamiento, los estilos de vida sedentarios y la exclusión social deterioran la calidad de vida. En este sentido, programas de distinta índole, que ofrecen talleres, encuentros y actividades culturales, son una respuesta concreta para promover la salud, el vínculo social y la integración comunitaria.

Diariamente vemos cómo las personas mayores que permanecen activas y vinculadas fortalecen su entorno, demostrando que el aporte de la tercera y cuarta edad es insustituible. Con la llegada del Día del Adulto Mayor, este 1 de octubre, es urgente derribar el mito de la vejez pasiva. Envejecer no significa retirarse de la vida, sino vivirla de otra manera. Fomentar el envejecimiento activo no debe ser una política pública aislada: es un compromiso social que requiere familias, empresas y comunidades dispuestas a abrir más espacios de participación, reconocimiento y afecto. El desafío está planteado. Si logramos que más personas mayores envejezcan activamente, ayudaremos a elevar su calidad de vida y construiremos un Chile más inclusivo, solidario y preparado para el futuro que ya está aquí.

Fuente: https://www.portal.nexnews.cl/

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