¿Deben los adultos mayores someterse a cirugías mayores?

Estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de Yale.

Casi uno de cada siete adultos mayores muere dentro de un año después de someterse a una
cirugía mayor, según un nuevo estudio que arroja luz sobre los riesgos que enfrentan las personas
mayores cuando tienen procedimientos invasivos.

Los pacientes mayores con probable demencia (33 % mueren dentro del año) y fragilidad (28 %),
así como aquellos que se someten a cirugías de emergencia (22%) son los más vulnerables. La
edad avanzada también aumenta el riesgo: los pacientes de 90 años o más tienen seis veces más
probabilidades de morir que los de 65 a 69.

El estudio de investigadores de la Escuela de Medicina de Yale, publicado en JAMA Surgery, aborda
una importante brecha: aunque en Estados Unidos los pacientes de 65 años y más representan
casi 40 % de todas las cirugías, faltan datos nacionales detallados sobre los resultados de estos
procedimientos.

“Como campo, hemos sido realmente negligentes al no comprender los resultados quirúrgicos a
largo plazo para los adultos mayores”, dijo la doctora Zara Cooper, profesora de cirugía en la
Escuela de Medicina de Harvard y directora del Centro de Cirugía Geriátrica en Brigham and
Women’s Hospital de Boston.

La información sobre cuántas personas mayores mueren, desarrollan discapacidades, ya no
pueden vivir de forma independiente o tienen una calidad de vida significativamente peor después
de una cirugía mayor es crítica.

“Lo que los pacientes mayores quieren saber es ‘¿Cómo será mi vida?’ Pero no hemos podido
responder antes con datos de calidad”, dijo Cooper.

En el estudio, el doctor Thomas Gill y colegas de Yale examinaron datos de reclamos de Medicare
Tradicional y de encuestas del estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento que
abarcan de 2011 a 2017.

Se contabilizaron como cirugías mayores los procedimientos invasivos que se realizan en
quirófanos con pacientes bajo anestesia general. Los ejemplos incluyen cirugías para reemplazar
caderas rotas, mejorar el flujo sanguíneo en el corazón, extirpar cáncer de colon y vesículas
biliares, y reparar válvulas cardíacas y hernias, entre muchas más.

Los adultos mayores tienden a experimentar más problemas después de la cirugía si tienen
afecciones crónicas como enfermedades cardíacas o renales, si ya están débiles o tienen dificultad
para moverse, si su capacidad para cuidar de sí mismos está comprometida, y si tienen problemas
cognitivos, apuntó Gill, profesor de medicina, epidemiología y medicina de investigación en Yale.

Hace dos años, el equipo de Gill realizó una investigación que mostró que uno de cada tres adultos
mayores no había vuelto a su nivel básico de funcionamiento a los seis meses de una cirugía
mayor. Los más propensos a recuperarse fueron los adultos mayores que se sometieron a cirugías
electivas para las que podían prepararse con anticipación.

En otro estudio, publicado el año pasado en Annals of Surgery, su equipo encontró que se realizan
un millón de cirugías mayores en personas de 65 años o más cada año, incluido un número
significativo cerca del final de la vida.

“Esto abre todo tipo de preguntas: ¿Estas cirugías se hicieron por una buena razón? ¿Cómo se
define la cirugía adecuada? ¿Se consideraron las metas del paciente?”, dijo el doctor Clifford Ko,
profesor de cirugía en la Escuela de Medicina de UCLA y director de la División de Investigación y
Atención Óptima del Paciente en el Colegio Estadounidense de Cirujanos.

Como ejemplo de este tipo de toma de decisiones, Ko describió a un paciente de 93 años que se
enteró de que tenía cáncer de colon en etapa temprana además de una enfermedad preexistente
del hígado, el corazón y los pulmones. Después de una discusión en profundidad y de que se le
explicara que el riesgo de malos resultados era alto, el paciente decidió no realizar un tratamiento
invasivo.

Pero la mayoría de los pacientes eligen la cirugía. La doctora Marcia Russell, cirujana del Sistema
de Atención de Salud del Área de Asuntos de Veteranos de Los Ángeles, describió a un paciente de
90 años que recientemente se enteró de que tenía cáncer de colon durante una internación
prolongada por neumonía.

“Hablamos con él sobre la cirugía y su meta era vivir el mayor tiempo posible”, dijo Russell. Para
prepararlo en casa para la futura cirugía, le recomendó que hiciera fisioterapia y comiera más
alimentos ricos en proteínas, para fortalecerse.

“Es posible que necesite de seis a ocho semanas para prepararse para la cirugía, pero está
motivado para mejorar”, dijo Russell.

Las decisiones que toman las personas mayores acerca de someterse a una cirugía mayor tienen
amplias implicaciones sociales. “Casi todas las subespecialidades quirúrgicas experimentarán
escasez de profesionales en los próximos años”, dijo Becher. Señaló que en 2033 habrá casi 30.000
cirujanos menos que los necesarios para satisfacer la demanda esperada.

Estas tendencias hacen que los esfuerzos por mejorar los resultados quirúrgicos para los adultos
mayores sean aún más críticos. Sin embargo, el progreso ha sido lento. El Colegio Estadounidense
de Cirujanos lanzó un importante programa de mejora de la calidad en julio de 2019, ocho meses
antes de la pandemia de Covid-19.

Requiere que los hospitales cumplan con 30 estándares para lograr una experiencia reconocida en
cirugía geriátrica. Hasta ahora están participando menos de 100 de los miles de hospitales
elegibles.

Uno de los sistemas más avanzados del país, el Centro de Cirugía Geriátrica del Brigham and
Women’s Hospital, ilustra lo que es posible. Allí, se examina a los adultos mayores candidatos y,
aquellos a los que se considera frágiles se someten a una evaluación geriátrica exhaustiva y se
reúnen con una enfermera que ayudará a coordinar la atención después del alta.

FUENTE: elnuevodia.com

La pérdida auditiva es un factor de riesgo para desarrollar deterioro cognitivo o demencia.

Muchas personas desconocen que la pérdida auditiva no solo afecta la capacidad de oír, sino que también puede ser un factor de riesgo adicional de deterioro cognitivo o de demencia en edades avanzadas, tal y como señalan los expertos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 466 millones de personas en todo el mundo sufren de pérdida auditiva discapacitante, una cifra que podría superar los 900 millones en el año 2050. Y tal y como apunta el Informe Mundial sobre el Alzheimer der Alzheimer’s Disease International (ADI), una pérdida auditiva leve, moderada o severa incrementa el riesgo de desarrollar demencia en dos, tres y hasta cinco veces más, respectivamente.

Las personas mayores, ya de por sí, presentan problemas cognitivos por el proceso fisiológico del envejecimiento, pero se agrava cuando hay una pérdida auditiva, afectando en la rapidez en la que se procesa la información, la memoria y las funciones ejecutivas.

Existen diferentes aspectos en los que la pérdida auditiva puede contribuir al desarrollo de la demencia:

  1. Aislamiento social
    Las personas con pérdida auditiva tienden a reducir su interacción social, lo que puede conducir al
    aislamiento, la soledad y la depresión, factores reconocidos como riesgos para la demencia.
  2. Causa neuropatológica común
    Estudios sugieren que tanto la pérdida auditiva como la demencia podrían compartir una base
    neuropatológica, indicando que la pérdida auditiva podría ser una manifestación temprana de la enfermedad.
  3. Carga cognitiva
    La falta de audición obliga al cerebro a esforzarse más para procesar sonidos, lo que podría
    sobrecargar otras áreas cognitivas, incrementando el riesgo de deterioro a largo plazo.

Audífonos, herramienta para prevenir o retrasar la demencia.

Un estudio reciente publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) Otolaryngology Head-Neck Surgery1 ha examinado la relación entre el uso de audífonos y la incidencia de demencia, señalando que:

  • Las personas con pérdida auditiva que no usaban audífonos presentaban un riesgo
    considerablemente mayor de desarrollar demencia en comparación con aquellas que los usaban.
  • El uso de audífonos podría prevenir o retrasar la aparición y progresión de la demencia
    En este sentido, los especialistas recalcan la importancia de promover el uso de audífonos entre las
    personas con pérdida auditiva, especialmente en los casos más severos, ya que los audífonos no solo
    permiten mejorar la audición, sino que también ayudan a mantener el cerebro activo al facilitar el
    procesamiento de los sonidos. Esto es clave para prevenir el deterioro cognitivo.

FUENTE: geriatricarea.com

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