Soledad: el dolor silencioso en la tercera y cuarta edad

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como adulto mayor a cualquier persona que tenga 60 o más años. La misma institución determina que para 2030 una de cada seis personas en el mundo formará parte de este grupo etario. Con lo anterior también vienen complicaciones. Por ejemplo, a medida que la edad avanza los vínculos sociales van disminuyendo y con ello llega la soledad.

De acuerdo al estudio “Soledad no Deseada y Aislamiento Social en la Vejez: Prevalencia, Factores de Riesgo y Estrategias de Acción” del Observatorio del Envejecimiento UC – Confuturo, publicado en julio
de 2025, la soledad afecta al 49,2% de los adultos mayores y 55,5% de ellos presenta un alto riesgo de aislamiento social. Además, la investigación determinó que el 30,7% delos encuestados convive con ambos problemas al mismo tiempo.

Óscar Sepúlveda Pacheco, psicólogo experto en adulto mayor y académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica que desde la pandemia se han intensificado las razones que han ido empujando el fenómeno de la soledad: «los adultos mayores sufrieron particularmente esa situación porque tenían menos redes de apoyo que permitieran enfrentar esa soledad no deseada de una manera menos traumática. Las personas necesitamos, para tener una vida sana, no solo un cuerpo sano y nuestra mente sana, sino que también necesitamos el vínculo con otras personas», declara el catedrático.

El especialista manifiesta que no hay que ver que la soledad siempre es negativa, esta puede ser positiva cuando está bien encausada y cuando las personas tienen herramientas para enfrentarla. Menciona que con los recursos psíquicos correctos se puede enfrentar una soledad de una manera sana, generando espacios de autoencuentro o autoconocimiento.

Algunos académicos definen la soledad como un fenómeno subjetivo, es decir, se trataría de una falta de concordancia entre las relaciones sociales que alguien quisiera tener y las que efectivamente tiene. En 1973, Robert Weiss definió la soledad como una percepción de aislamiento social, describiéndola como una condición crónica y persistente. En ese contexto, es importante dar relevancia a la sensación de soledad en la tercera edad.

La evidencia demuestra que a medida que avanza la edad, los círculos se van volviendo más pequeños. Fue el caso de Helga Brickle. Hace 15 años, la pérdida de su marido marcó un periodo de profunda soledad para ella. Durante mucho tiempo vivió sola, hasta que decidió mudarse a Senior Suites. Profesora normalista de profesión, confiesa que enseñar sigue siendo una de sus grandes pasiones. Hoy, con 85 años, se siente feliz de residir en un ligar donde cada día tiene actividades y donde ha encontrado valiosas amistades.

“Yo estaba así, confundida. Pensaba que posiblemente algún hijo venía a dejar a su mamá y se olvidaba porque sabe que estaría bien atendida. No sé si habría algún caso así, pero yo ubico a casi todos y no lo he visto. Yo me sé más o menos el 80% de los nombres, de los residentes, de las enfermeras y de la gente que trabaja en la cocina”, dice Brickle.

Según un estudio de 2020 de las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine, la soledad no solo causa malestar emocional, sino que también trae consecuencias físicas como problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo y demencia, enfermedades crónicas y deterioro funcional, conductas de riesgo y bienestar general como tabaquismo, alcoholismo y sedentarismo, afecciones a la salud mental –incluso llegando al riesgo suicida–.

Respecto a lo anterior, Sepúlveda Pacheco puntualiza que uno de los problemas graves causados por la soledad y el aislamiento es que la persona pierde perspectiva del sentido de la vida cuando se siente
muy sola. “Tiene efectos, por lo tanto, en esa necesidad vincular que todos los seres humanos tienen. Todos sabemos que somos seres sociales, necesitamos de otros para poder vivir. Nadie puede vivir solo”, declara el experto.

Si bien no ve muy seguido a sus cuatro hijos, ya que viven fuera de Santiago, Helga se alegra porque siempre la llaman por teléfono. Independiente de aquello, comenta que la residencia le ha dado todo tipo de oportunidades para relacionarse con los otros residentes. “Eso estamos tratando de hacer muchas personas. Que nadie se sienta solo. Hay casos en los que uno no puede meterse, porque a veces es el matrimonio”, explica la profesora.

Son muchos los adultos mayores que experimentan soledad, esto es avalado por los datos. El mayor desafío está en cambiar la mentalidad frente a las personas de la tercera edad. Signos de avance se ven en proyectos de ley como la Ley “Hijito Corazón”, que busca protegerlos a los adultos mayores, especialmente a los mayores de 80 años, frente al abandono y la desprotección.

Fuente: https://mediastation.simbiu.es/

Soledad en la tercera y cuarta edad: así impacta en la salud física y mental de los mayores

Es conocido que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como adulto mayor a cualquier persona que tenga 60 o más años. La misma institución determina que para 2030 una de cada seis personas en el mundo formará parte de este grupo etario.

Naturalmente, con lo anterior también vienen ciertas complicaciones. Por ejemplo, a medida que la edad avanza los vínculos sociales van disminuyendo y con ello no es raro que llegue la soledad.

De acuerdo al estudio “Soledad no Deseada y Aislamiento Social en la Vejez: Prevalencia, Factores de Riesgo y Estrategias de Acción” del Observatorio del Envejecimiento UC – Confuturo, publicado en julio de 2025, la soledad afecta al 49,2% de los adultos mayores y 55,5% de ellos presenta un alto riesgo de aislamiento social.

Sumado a lo anterior, la investigación determinó que el 30,7% de los encuestados convive con ambos problemas al mismo tiempo.

Óscar Sepúlveda Pacheco, psicólogo experto en adulto mayor y académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica que desde la Pandemia se han intensificado las razones detrás del fenómeno.

“Los adultos mayores sufrieron particularmente esa situación porque tenían menos redes de apoyo que permitieran enfrentar esa soledad no deseada de una manera menos traumática. Las personas necesitamos, para tener una vida sana, no solo un cuerpo sano y nuestra mente sana, sino que también necesitamos el vínculo con otras personas”, declara.

El especialista suma que la soledad no siempre es negativa. Esta puede ser positiva cuando está bien encausada y cuando las personas tienen herramientas para enfrentarla. Menciona que con los recursos psíquicos correctos se puede enfrentar de una manera sana, generando espacios de autoencuentro o autoconocimiento.

Algunos académicos definen la soledad como un fenómeno subjetivo, es decir, se trataría de una falta de concordancia entre las relaciones sociales que alguien quisiera tener y las que efectivamente tiene. En 1973, Robert Weiss definió la soledad como una percepción de aislamiento social, describiéndola como una condición crónica y persistente.

La evidencia demuestra que a medida que avanza la edad, los círculos sociales se van volviendo más pequeños. Así fue para Helga Brickle. Hace 15 años, la pérdida de su marido marcó un antes y después para ella.

Durante mucho tiempo vivió sola, hasta que decidió mudarse a Senior Suites. Profesora normalista de profesión, confiesa que enseñar sigue siendo una de sus grandes pasiones. Hoy, con 85 años, se siente feliz de tener actividades y vínculos con otras personas.

“Yo estaba así, confundida. Pensaba que posiblemente algún hijo venía a dejar a su mamá y se olvidaba porque sabe que estaría bien atendida. No sé si habría algún caso así, pero yo ubico a casi todos y no lo he visto. Yo me sé más o menos el 80% de los nombres, de los residentes, de las enfermeras y de la gente que trabaja en la cocina”, explica Brickle.

Los problemas de salud que acarrea la soledad en edades avanzadas

Según un estudio de 2020 de las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine, la soledad no solo causa malestar emocional, sino que también trae consecuencias físicas como problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo y demencia, enfermedades crónicas y deterioro funcional, conductas de riesgo y bienestar general como tabaquismo, alcoholismo y sedentarismo, afecciones a la salud mental.

Respecto a lo anterior, Sepúlveda Pacheco puntualiza que uno de los problemas graves es que la persona pierde perspectiva del sentido de la vida cuando se siente muy sola.

Signos de avance se ven en proyectos de ley como la Ley “Hijito Corazón” (detalles pinchando aquí), que busca protegerlos a los adultos mayores, especialmente a los mayores de 80 años, frente al abandono y la desprotección.

Fuente: adnradio.cl

El rol de la familia en el envejecimiento activo

Señor Director:

Leí una noticia sobre el nuevo proyecto de ley “Hijito Corazón” y hubo una palabra que se repitió más que cualquier otra en la propuesta: familia. Esto refleja su rol crítico en el cuidado de los adultos mayores, quienes en muchos casos dependen completamente de ellos. Y no son pocos: según Cadem, cerca de un 20% de Chile pertenece a la llamada “generación plateada”. En ese contexto, un estudio de la Facultad de Gobierno UDD, estima que más de 400.000 personas de la tercera y cuarta edad viven en abandono. Esta es una dura realidad que debemos enfrentar como país y terminar el mito de que la vida se acaba al entrar a una edad más avanzada; es una nueva etapa.

No nos permitamos olvidar a nuestros adultos mayores. Y no olvidar no es solo hacer una ley, es escucharlos, acompañarlos y cuidarlos.

Alejandro Espinoza

Fuente: elmostrador.cl

Un estudio de Harvard reveló un peligro desconocido para los adultos mayores de 50 años

En cuanto a los adultos, el Instituto Mayo Clinic explica que en esta etapa de la vida una buena nutrición es fundamental para la salud y el bienestar general. Además, pone énfasis en la depresión que en las personas de mayor edad no suele presentar síntomas muy visibles y, por lo general, tiene su nacimiento en el contacto social reducido.

Desde la Universidad de Harvard se dio a conocer un estudio que alerta sobre un peligro desconocido para los adultos mayores de 50 años. Los investigadores señalan que muchas personas sufren de soledad crónica, una situación de vida que puede afectarlos emocionalmente y con consecuencias para la salud.

La investigación fue realizada por la Escuela de Salud Pública T.H. Chan y explica que la soledad crónica se relaciona directamente con el incremento en las posibilidades de que las personas padezcan de un ataque al corazón. Ese incremento es de hasta un 56% por lo que demuestra así la gravedad de no hacer algo para evitarla.

Con estos datos, desde Harvard remarcan la necesidad de reconocer a la soledad como una problemática de salud pública. Las personas que se encuentran en esta situación corren un gran riesgo de padecer problemas cardiovasculares y en este sentido reclaman la necesidad de implementar políticas tendientes a impedir el aislamiento social de las personas.

Los resultados de esta investigación son respaldados también por la cardióloga Gosia Wamil, del Instituto Mayo Clinic, quien afirma que “las conexiones sociales y las relaciones de apoyo contribuyen al bienestar general”. La profesional remarca en este sentido que “socializar suele ser bueno para la salud del corazón”.

Es por estos motivos que la Universidad de Harvard hace referencia a la importancia de que las personas puedan seguir haciendo amistades, participando de actividades grupales y disfrutando de los espacios al aire libre, entre las recomendaciones comunes como hacer ejercicio y alimentarse adecuadamente.

FUENTE: eluniversal.com

¿Asilo de Ancianos o Residencia del Adulto Mayor?

Rompiendo Estigmas

Históricamente, los asilos de ancianos se establecieron como lugares donde las personas mayores podían recibir cuidados básicos y alojamiento cuando ya no podían vivir de manera independiente. Estas instituciones surgieron en una época en la que el envejecimiento de la población comenzaba a ser un tema relevante. Sin embargo, con el tiempo, algunos asilos adquirieron una reputación negativa, siendo percibidos como lugares de abandono y carencia.

El cambio en la terminología de “asilo de ancianos” a “residencia del adulto mayor” refleja en parte una evolución en el lenguaje, pero también señala una transformación más profunda en el enfoque y los valores de estas instituciones. La transición hacia términos que enfatizan el respeto, la dignidad y la calidad de vida de los residentes es un paso hacia la desestigmatización y la modernización del cuidado de personas mayores.

Las residencias del adulto mayor, en contraste, han surgido con un enfoque en mejorar la calidad de vida y ofrecer un entorno acogedor y seguro. Estas residencias promueven la independencia y la participación activa de los residentes en diversas actividades recreativas, sociales y educativas, lo que contribuye a su bienestar integral.

Estas instituciones proporcionan una atención que respeta la autonomía de cada individuo y servicios que incluyen asistencia en actividades diarias, administración de medicamentos y apoyo en la movilidad, siempre con un enfoque en el respeto y la dignidad. Cuentan con profesionales de la salud de diferentes disciplinas que promueven el envejecimiento activo y supervisan la salud general de los residentes.

Las residencias del adulto mayor representan una evolución en el concepto de cuidado para personas mayores. Estas instituciones han surgido con un enfoque más holístico y centrado en la calidad de vida, promoviendo un entorno acogedor y familiar que contrasta con la percepción que se tiene sobre los asilos de ancianos. A través de programas diseñados para fomentar la independencia y el bienestar, las residencias crean un ambiente donde residentes se sienten valorados y respetados.

Recomendaciones para favorecer el proceso de masticación en las personas mayores

Para lograr una dieta equilibrada además de elaborar platos de buena calidad y saludables, es fundamental la buena preparación de los alimentos. Más aún, cuando se trata de una alimentación dirigida a personas mayores, que suelen sufrir dificultades a la hora de deglutir y digerir según qué alimentos.

En este sentido, es importante seguir estas recomendaciones alimentarias para favorecer el proceso de
masticación en las personas mayores y contribuir así a una mejora de la ingesta de alimentos y optimizar su digestión.

  • Comer despacio. Es necesario enseñar a las personas mayores que deben comer en pequeñas cantidades y masticar varias veces antes de su deglución. Eso favorecerá, además, una buena
    digestión, otro aspecto muy importante para su bienestar.
  • Utilizar las herramientas de cocina disponibles (picadora, rallador, robot de cocina…) para modificar
    la consistencia de los platos o ingredientes más duros.
  • Es importante cuidar la presentación de los platos, así como lograr que la comida resulte apetitosa
    a la vista.
  • Utilizar productos de apoyo que faciliten la autonomía de las personas mayores a la hora de comer.
    Éstos pueden ser cucharas adaptadas, vasos no pesados, etc.

Para conseguir que el organismo pueda absorber los nutrientes necesarios es tan relevante el tipo de alimentos que ponemos en la mesa como su preparación. Y es que, en el caso de las personas mayores,
dificultades en la movilidad de la lengua, xerostomía o sequedad bucal, dentaduras postizas, dolores en la
boca o problemas dentales son algunas de las causas principales que generan obstáculos en el disfrute de las comidas entre este grupo de personas.

En este sentido, una de las partes más importantes de la alimentación, y en la que se puede incidir de forma activa, es en facilitar la masticación. Las personas mayores tienen que comer de todos los grupos de alimentos (verduras crudas, frutos secos…). Modificando la forma de elaborar los alimentos más duros:
ensalada en juliana muy pequeña, ensalada liquida servida en capas en chupito, pastel de estafado de ternera, harina de frutos secos para mezclar con el yogur…. No se trata de elaborar platos diferentes, si no
de adaptar los platos a sus necesidades para que disfruten de la comida del mismo modo.

Comer en buena compañía, con una dieta variada y realizando una correcta masticación incide de manera
directa en la calidad de vida y en el buen funcionamiento del sistema digestivo. Todo ello redunda en un
impacto favorecedor para la salud, puesto que aporta todos los nutrientes necesarios.

FUENTE: geriatricarea.com

Cinco claves vitales para lograr un envejecimiento activo en clave participativa

El envejecimiento de la población es uno de los principales retos a los que hacer frente durante este siglo. Y es que, con un ascenso constante del número de niños que alcanzan el período de adulto, unido asimismo a que más adultos llegan a la vejez, la mayor preocupación es la de asegurar que todos ellos gocen del más alto nivel de bienestar y de calidad de vida posible; de ahí que la promoción de un envejecimiento activo sea primordial.

Un reto de todos y para todos.

En este sentido, durante la II Asamblea Mundial de las Naciones Unidas sobre el envejecimiento celebrada en Madrid, la OMS ya se propuso como objetivo hacer de la vejez una experiencia positiva. Siguiendo esta misma línea y con el propósito de mejorar el bienestar de las personas mayores en un entorno social activo, presentamos cinco consejos para favorecer un envejecimiento activo en clave participativa:

1. Cultivar la mente

Solo cuando tenemos proyectos de aprendizaje reales, mantenemos activa nuestra mente y mejoramos
nuestras capacidades cognitivas. El objetivo de prevenir, mantener y mejorar las capacidades cognitivas y el bienestar de los residentes a través de un proyecto de aprendizaje real, deseado y motivante.

2. Realizar actividades estimulantes

Es de vital importancia la estimulación cognitiva para mantener la mente en forma. Las actividades permiten a los usuarios generar sensaciones olvidadas y aumentan su capacidad de evocar recuerdos y vivencias. En este tipo de actividades se trabajan la atención, la memoria, la concentración e incluso las habilidades sociales al disfrutarlas con otros residentes.

3. Practicar ejercicio

Para mantener la calidad de vida de las personas mayores, evitar el deterioro asociado a la edad y prevenir diversas patologías derivadas del sedentarismo, se aconseja realizar actividades y terapias que promuevan el bienestar físico.

4. Socializar

Pasar tiempo acompañado de familiares y amigos propicia mantenerse activo y ser más positivo; hecho que es fundamental en la vejez y que tiene efectos favorables en las personas mayores. Aquellas personas que mantienen un círculo social activo tienden a tener una mejor salud tanto a nivel físico como emocional.

5. Pasear y disfrutar del aire libre

Pasar tiempo al aire libre, refuerza el sistema inmunológico, mejora notablemente la salud de los huesos y la musculación, la disminución de la tensión arterial y la disminución de la sensación de soledad al despejar la mente y desconectar.

FUENTE: geriatricarea.com

Influenza: Una amenaza constante para la Salud.

El invierno recién comienza y el virus de la Influenza este año se ha tornado considerablemente
agresivo tempranamente para la población, significando un alto número de contagiados e incluso
fallecimientos a causa de esta.

La influenza es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa provocada por los virus de la
influenza ya sea tipo A o B, que se puede trasmitir de persona a persona al toser, estornudar o
incluso tocar objetos contaminados con gotitas que provienen de una persona infectada y puede
tener consecuencias graves, especialmente en poblaciones vulnerables como niños, ancianos y
personas con condiciones preexistentes de salud.

Estefanía Villalobos, enfermera de las residencias Senior Suites, explica que “el presente año el
virus de la influenza comenzó a afectar de manera temprana, lo que significó la masiva campaña
de vacunación a la población más vulnerable en respuesta a la alta demanda en servicios de
urgencias debido al virus”.

Según estadísticas del Instituto de Salud Pública (ISP) este año 2024 se ha registrado un aumento
significativo de este virus respiratorio con alrededor de un 75% más en relación al año anterior del
virus influenza tipo A.

Por su parte, el Ministerio de Salud en su reciente informe señaló que la campaña de vacunación a
la población de riesgo ya alcanzó cerca de un 80%. Sin embargo, es importante señalar que existe
un alto número de personas que no se encuentran en este grupo objetivo, y que es relevante no
bajar la guardia frente a este virus. Ante este escenario, es crucial que la comunidad se informe
sobre los efectos y las medidas preventivas para evitar contagios.

En primer lugar, es crucial diferenciar los principales síntomas: fiebre, dolor de cabeza, fatiga
extrema, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolor muscular y/o corporal. “En casos graves,
la influenza puede llevar a complicaciones como neumonía, infecciones bacterianas secundarias y,
en algunos casos, la muerte”, explica Villalobos. “Debido a esto, es necesario tomar las correctas
medidas de cuidado y prevención”. Esto se traduce en:

  • Constante lavado de manos después de exponerse a zonas de contacto, limpiar y desinfectar superficies y objetos que se usan con frecuencia.
  • Evitar la exposición a contaminantes ambientales como el humo del cigarro, calefacciones con leña o similares.
  • Ventilación diaria del hogar para la circulación del aire.
  • Uso de mascarilla en espacios públicos o con aglomeraciones, cubrirse la nariz y boca con pañuelo desechable al estornudar y/o toser o cubrirse con el antebrazo.

Por otro lado, la especialista indica que en caso de contraer la enfermedad el tratamiento requiere
de medicamentos antivirales y cuidados en la casa, sin embargo, si la condición se agrava y
extiende en el tiempo, es crucial acudir a un centro asistencial para atención inmediata”.

“No hay que olvidar que la influenza es altamente contagiosa y conlleva graves consecuencias y
complicaciones a la salud a la que estamos todos expuestos”. “La manera más efectiva para
reducir el riesgo sigue siendo la vacunación, incluso si no se pertenece al grupo objetivo”, concluyó
Villalobos.

La Ludoterapia contribuye a prevenir de los efectos negativos del envejecimiento

Las actividades de Ludoterapia son un instrumento útil para la prevención de los efectos negativos del
envejecimiento, contribuyendo a mantener las capacidades cognitivas y físicas de las personas mayores, y
mejorando la autoestima y bienestar psicológico.

Dentro de las actividades que se engloban dentro de la Ludoterapia son los juegos de mesa, como por
ejemplo: las cartas, el dominó y el bingo.

Son numerosos los beneficios que aportan estas actividades, tanto a nivel físico, como son la coordinación óculo-manual, la realización de pinzas y presas, movilidad en los miembros superiores, etc; a nivel cognitivo, gracias al trabajo de memoria y atención; a nivel social y emocional, debido a que se realiza de manera grupal y mejora las relaciones entre usuarios.

FUENTE: geriatricarea.com

La mala calidad del sueño aumenta el riesgo de desarrollar Alzheimer

Un equipo internacional de investigadores junto a la Universidad de Bristol, ha demostrado una asociación entre la calidad del sueño y la patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en personas sin deterioro cognitivo.

Los resultados de esta investigación, que se enmarcan en el estudio europeo European Prevention of Alzheimer’s Dementia Longitudinal Cohort Study (EPAD LCS) indican que la mala calidad del sueño está relacionada con un incremento de la patología de la enfermedad de Alzheimer. Este hallazgo es relevante para ayudar a definir futuras terapias, para que puedan dirigirse a la fase adecuada de la enfermedad.

Las anomalías del sueño son frecuentes en la enfermedad de Alzheimer, y la calidad del sueño puede verse afectada desde la etapa preclínica de la enfermedad, incluso cuando no se experimentan otros síntomas. Comprender cómo y cuándo la falta de sueño contribuye a la progresión de la enfermedad de Alzheimer es importante para el diseño e implementación de futuras terapias.

Como indican los expertos, los datos epidemiológicos y experimentales de los que se disponía hasta el momento ya apuntaban a que las anomalías del sueño contribuirían al riesgo de enfermedad Alzheimer. Sin embargo, los estudios previos presentaban limitaciones por la falta de biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer, porque presentaban un diseño no transversal, o por el tamaño reducido de la muestra de participantes. Este es el primer estudio que incluye todos estos factores.

La falta de sueño predice el Alzheimer en personas sin síntomas.

Gracias a los datos obtenidos, los investigadores han podido validar la hipótesis de que la falta de sueño está asociada con biomarcadores de líquido cefalorraquídeo (LCR) de la enfermedad de Alzheimer de forma transversal, y que predice incrementos futuros de la patología en personas sin síntomas identificables de la enfermedad de Alzheimer al inicio del estudio.

El equipo del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), en colaboración con investigadores de la Universidad de Bristol, ha analizado los datos de 1.168 adultos mayores de 50 años, incluyendo biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer en el líquido cefalorraquídeo, rendimiento cognitivo y calidad del sueño. Para medir este último, han utilizado el cuestionario del índice de calidad del sueño de Pittsburgh (PSQI).

Mediante el análisis de muestras de líquido cefalorraquídeo de 332 participantes tomadas al inicio y después de un período promedio de 1,5 años, los investigadores han podido evaluar el efecto de la calidad del sueño inicial sobre el cambio en los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer a lo largo del tiempo.

La interrupción del sueño puede ser un factor de riesgo para el Alzheimer.

Los análisis transversales revelan que la mala calidad del sueño se asocia significativamente con un incremento de la proteína t-tau en el líquido cefalorraquídeo. Entre otros hallazgos, se ha demostrado que una duración corta del sueño, inferior a siete horas, se asocia con valores más altos de p-tau y t-tau, biomarcadores clave para medir el riesgo de Alzheimer en la fase preclínica de la enfermedad. Además, los análisis longitudinales mostraron que mayores alteraciones del sueño se asociaron con una disminución del biomarcador Aβ42 a lo largo del tiempo.

En definitiva, este estudio demuestra que la mala calidad del sueño reportada por los participantes se asocia con una mayor patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en individuos sin deterioro cognitivo. Estos resultados refuerzan aún más la hipótesis de que la interrupción del sueño puede representar un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer. Por ello, son necesarias investigaciones futuras para probar la eficacia de las prácticas preventivas, diseñadas para mejorar el sueño en las etapas presintomáticas de la enfermedad, con el fin de reducir la patología de la enfermedad de esta enfermedad.

Las personas interesadas pueden consultar aquí el artículo “Cross-sectional and longitudinal association of sleep and Alzheimer biomarkers in cognitively unimpaired adults” , publicado en Brain Communications.

FUENTE: geriatricarea.com

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