Excelente para el sistema cardiovascular y respiratorio y para la fuerza y la resistencia muscular, incrementa la flexibilidad de las articulaciones, tonifica el cuerpo, lo relaja y, además, ayuda a perder peso. La natación, así, resulta muy apropiada y beneficiosa, siempre que se adopten las debidas precauciones, especialmente las personas aquejadas de problemas motrices, ya que en el agua el peso del cuerpo parece aligerarse. Antes de comenzar a practicar cualquier deporte, y la natación no constituye excepción a la regla, se recomienda consultar con el médico y someterse a un reconocimiento para que el nadador calibre hasta dónde puede llegar en su esfuerzo.
La temperatura corporal varía en las distintas zonas del cuerpo: en las ingles, axilas y la boca es de 36,5 grados, mientras que la temperatura rectal alcanza los 37 grados. No obstante, nuestra temperatura cambia y es diferente en cada persona y etapa de la vida. También la temperatura de la piel difiere de acuerdo con factores externos tales como la presión sanguínea o la sudoración. Resulta interesante conocer la temperatura apropiada del agua de la piscina en la que nadan personas de la tercera edad y la influencia que ejercerá la temperatura ambiente en estos usuarios. Se considera muy fría el agua entre 4 y 18 grados, fría de 18 a 24 grados, tibia de 29 a 38 grados y caliente de 38 a 42 grados. Cuanto mayor sea la temperatura del agua, mayor será asimismo la deshidratación del nadador, por mínima que parezca su actividad.
La respiración es fundamental. El nadador debe saber que el aire se toma por la boca y que dentro del agua se exhala también por la boca. Si se respira por la nariz, quedan en los orificios nasales partículas de agua que al inspirar producen una sensación desagradable, e incluso alteran el ritmo respiratorio y provocan tos. Sin embargo, no es recomendable que el alumno aspire profundamente por la boca, porque puede ocasionar una hiperventilación y, como consecuencia , mareos. Se recomienda, por tanto, que el practicante respire con normalidad, como lo hace habitualmente.
Ventajas de la natación en la Tercera Edad
- Favorece la actividad del sistema cardio-respiratorio muscular.
- Posibilita mover el cuerpo en el agua y favorece la actividad física en personas obesas, con patologías en columna y en aquellas que fuera del agua tienen dificultades para actividades deportivas, en quienes necesitan rehabilitación cardíaca o motriz…
- Permite abandonar el sedentarismo y desarrollar, sin un gran desgaste energético, una actividad que produce placer y brinda la oportunidad de superarse y de lograr confianza en uno mismo.
- Ejerce efectos hidroterapéuticos y mejora los síntomas de enfermedades de carácter óseo, articular, muscular, motriz, etc., de manera que proporciona una gran sensación de bienestar.
- No descuidar al alumno ni al grupo.
- Vigilar los posibles riesgos que siempre entraña una piscina.
- No generar dependencia. Si el alumno necesita ayuda permanente del profesor, un compañero o un elemento de flotación, será difícil que progrese cuando desaparezca ese apoyo.
- Si el alumno no experimenta por sí mismo, no podrá llegar al objetivo de aprender a nadar y terminará frustrado, abandonando la actividad.
- Trasmitir seguridad hacia los que ayudan a sus compañeros.
- El monitor no debe reprender, porque condicionará negativamente y limitará al alumno. El estímulo ha de ser siempre positivo.
- Evitar los movimientos bruscos de la columna vertebral y las tensiones cervicales y lumbares.
- No a las apneas ni disneas. La alteración del ritmo respiratorio en alumnos de tercera edad es nociva: se cuidará que el alumno respire con normalidad y que lo haga siempre por la boca.
- Generar un clima donde todos se sientan bien, desde quien practica la natación con mucho esfuerzo hasta quien lo hace sin apenas ninguno.
- Respetar los tiempos del alumno.
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