La tercera edad es toda la población adulta de 60 años en adelante, comúnmente jubiladas; estas personas tienen un estilo diferente de vida al de una persona de edad promedio.
En los países en vías de desarrollo, las condiciones de vida para las personas de la tercera edad son especialmente difíciles, pues pierden rápidamente oportunidades de trabajo, actividad social y capacidad de socialización, y en muchos casos se sienten postergados y erradicados. En los países desarrollados, generalmente gozan de mejor estándar de vida, son subsidiados por el Estado y tienen acceso a mejores pensiones, garantías de salud y otros beneficios.
Sin embargo, la felicidad en la vejez depende más de una actitud positiva que de la salud que se tenga, señala un estudio realizado por la Universidad de California en San Diego. La investigación, llevada a cabo por el profesor Dilip Jeste, de dicha universidad, y sus colegas señalan que el optimismo y la actitud de “hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento exitoso que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Es decir, que el estado físico no es sinónimo de un envejecimiento óptimo. Por el contrario, una buena actitud es casi una garantía de un buen envejecimiento.
Los entendidos recomiendan que para lograr una vejez feliz se deben seguir algunas recomendaciones como la de cuidar la presentación todos los días, como si se fuera a una fiesta. Además, no encerrarse en la casa, salir de paseo a la calle o al campo. Se recomienda el ejercicio moderado diario, evitar la cabeza gacha, la espalda encorvada y arrastrar los pies.
También se les recomienda no hablar de su vejez, ni quejarse de los achaques, pues con ello acaban con creerse más viejos y más enfermos de lo que son en la realidad, y además porque nadie quiere estar oyendo historias de hospital.
Deberá cultivarse el optimismo sobre todas las cosas, recordando el viejo adagio de que “al mal tiempo buena cara”, pues la vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. También olvidándose de pensar que todo tiempo pasado fue mejor, dejando de estar condenado al mundo actual, alegrándose de ser parte del mismo y poder ver muchas cosas lindas y nuevas.
En definitiva, la idea es llegar sano y feliz a esta etapa de la vida.
Seguir compartiendo, hablando, riendo. Entender que no importa la edad que se tenga, el equilibrio mental y psicológico es el mejor y más calificado síntoma de salud.
Por consiguiente, si alguien quiere hacer de su tercera edad la etapa más feliz de su vida, debe comenzar desde ahora a llenar sus alforjas de esperanza, iluminar sus ojos con la luz y la fe, y se convencerá de que la tercera edad encierra un encanto singular, que le es propio, exclusivo, imposible a las demás: el encanto de la experiencia, la sabiduría, la felicidad y la paz que dan, al espíritu, la visión y la posesión del más allá.
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