Los pacientes de la tercera edad que se despiertan varias veces durante la noche, o sea que tienen un sueño fragmentado, podrían estar experimentando cambios cerebrales que sólo se confirman cuando se hace una autopsia y que podrían aumentar su riesgo de desarrollar un accidente cerebrovascular.
Los investigadores examinaron los cerebros de más de 300 personas (de una edad promedio de 90 años) cuando fallecieron. Todos habían tenido una evaluación de la calidad de su sueño durante una semana antes de morir. De ellos, 29% había tenido un accidente cerebrovascular, y 61% tenía daño a sus vasos sanguíneos cerebrales de moderado a severo.
Entre más fragmentado era su sueño, más severa era la ateroesclerosis; además, la fragmentación del sueño se vinculó con un aumento en la incidencia de infartos subcorticales macroscópicos. El reporte se publicó en la revista Stroke.