Expertos han advertido hoy a las personas de la tercera edad que consumir alcohol en Navidad puede poner en riesgo su salud así como las comidas copiosas o grasientas.
Esas “copitas” que generan mayor alegría pueden interaccionar con los medicamentos que los adultos mayores toman de manera crónica, especialmente psicofármacos, y aumentar el riesgo de inestabilidad y de caídas.
Añaden que el riesgo de hipotermia en caso de intoxicación etílica es mayor entre las personas de la tercera edad, ya que tienen una peor regulación de la temperatura corporal.
Se recomienda que las personas mayores con diabetes, una de cada tres, “eviten comidas pesadas o con mucha grasa porque dificultan y retrasan la digestión”.
Por otra parte, los adultos mayores tienen tendencia a tomar alimentos con exceso de sal porque “el sabor salado es uno de los que se pierden con anterioridad” por lo que se alerta sobre los “alimentos enlatados o precocinados, que llevan la sal como conservante”.
Sin embargo, destacan que el problema “más peligroso” en la alimentación de las personas mayores actualmente es la desnutrición, no el exceso de comida.
Una alimentación inadecuada en adultos mayores incrementa su vulnerabilidad del sistema inmunológico, aumenta el riesgo de infecciones, produce atrofia muscular, niveles altos de azúcar o grasas en sangre, debilidad, apatía, mayor riesgo de fracturas óseas y menor respuesta a la medicación.
Las causas de la desnutrición de este grupo pueden ser la incapacidad para preparar comidas, pérdida de apetito, ingresos bajos, apetito pobre, enfermedad o problemas dentales, así como deficiencias cognitivas.
Especialistas recomiendan para las fiestas navideñas que los mayores mantengan la hidratación, eviten comidas copiosas o grasientas, salgan a la calle abrigados para dar pequeños paseos, en las horas centrales del día, y que mantengan la temperatura del hogar entre los 20 y los 22 grados.