La razón por la cual dormimos sigue siendo un enigma al día de hoy. Aunque muchos investigadores han planteado numerosas teorías del por qué los seres humanos pernoctan, nadie tiene una respuesta clara. Sabemos que no es para que la mente descanse pues vemos en estudios como la mente está sumamente activa durante el sueño.
Lo que sí sabemos es que tenemos ¡y queremos! dormir. A todos nos gusta y ansiamos que llegue el momento de dormir para luego sentirnos restaurados. La cantidad necesaria de horas para dormir puede variar tremendamente a través de la vida y también entre una y otra persona.
Los infantes duermen la mayoría del día y de la noche. Los adolescentes tienden a dormir entre 10 y 12 horas, y a veces más. Los adultos podemos dormir entre seis y nueve horas y las personas de la tercera edad duermen de cuatro a seis horas. Contrario a lo que muchas personas piensan, el número de horas de sueño no es lo que realmente es importante sino la calidad del sueño. Por otro lado, sabemos que personas que duermen muy poco, digamos cuatro horas en promedio, al igual que las que duermen más de 10 horas, tienen mayor grado de mortalidad.
Dormir no es meramente una opción. Es necesario hacerlo para tener y conservar una buena salud tanto física como mental. Hay consecuencias por no dormir adecuadamente.
La historia nos ha enseñado que la falta de sueño ha sido responsable por grandes accidentes. Podemos mencionar los accidentes del Exxon Valdés, del Challenger, Chernóbil y otros que han conmovido a la humanidad. No tan solo hay consecuencias por el impacto negativo del cansancio, la falta de concentración y estado de alerta al día siguiente, sino que la falta de sueño también tiene un efecto nocivo en nuestra salud física.
Se ha visto cómo la falta de sueño puede aumentar el riesgo de numerosas funciones del cuerpo, por ejemplo:
- Corazón. Aumenta presión sanguínea y riesgo de un infarto ya que incrementa la hormona del estrés.
- Piel. Aumenta la cantidad de manchas y deshidratación de la piel.
- Huesos. La hormona de crecimiento trabaja más de noche. Los niños que duermen poco crecen menos.
- Estómago. Tiende a crujir (sonido de hambre) más cuando no ha dormido. Necesita más energía y la pide. Aumenta la producción de Grelina que produce más sensación de hambre y baja la Leptina que suprime el apetito.
- Fuerza muscular. Causa dolor muscular.
- Hormonas. La melatonina disminuye. Esta tiene un efecto anticancerígeno ya que afecta otras sustancias como los estrógenos. Si te levantas mucho, tu cuerpo produce menos melatonina.
- Visión. Se torna borrosa.
- Mente. Causa confusión, desorientación, mal humor, ansiedad, falta de concentración y energías.
Es importante reconocer que para decir que padecemos de insomnio debemos tener uno o más de los siguientes problemas, que representa un cambio en nuestra rutina:
- Dificultad en quedarte dormido
- Despertarte a mitad de noche y tener dificultad en dormirte de nuevo
- Despertarte muy temprano en la madrugada y no poder dormir de nuevo
- No tener un sueño restaurador
Si identificas alguna de estas, busca ayuda profesional.
FUENTE: elvocero.com