Las personas mayores de 60 años son consideradas adulto mayores, en esta etapa de la vida donde además el proceso de envejecimiento se hace notar, hay funciones del organismo que están disminuidas y cambios corporales que requieren de una adaptación en la alimentación.
En el adulto mayor la función del esfínter esofágico y del estómago está disminuida, la motilidad intestinal es menor lo que conduce con frecuencia a la constipación. Esto amerita que los alimentos contengan un aporte de fibra (que pueda masticar: compota de ciruelas, guindas, betarraga) suficiente y que los alimentos en general no demanden un arduo trabajo digestivo (evitar frituras, preparaciones con mucha mezcla de ingredientes, carnes de textura blanda como pescado o carne molida, purés, soufflés de verdura etc.).
Es muy frecuente la aparición de intolerancia a la lactosa que es un tipo de azúcar presente en la leche, en ese caso puede consumir leche sin lactosa. También intolerancia al gluten, en ese caso habría que eliminar toda fuente de trigo, avena, cebada, centeno.
El nivel de absorción de nutrientes disminuye por lo que hay vitaminas y minerales que pudieran estar en riesgo de deficiencia entre ellos, hierro, zinc, calcio, vitamina B12, ácido fólico y vitamina D. Esta última de especial atención ya que además de la menor absorción, hay una menor síntesis a través de la piel por menor exposición al sol y disminución de la función renal.
Alimentos como el hígado de pollo rico en ácido fólico, B12, hierro, vitamina D y zinc deben estar incluidos en la alimentación del adulto mayor.
Otros alimentos adecuados son el huevo, pescado graso por el aporte de omega 3, menestras y granos enteros frutas y verduras blandas.
De tener algún problema de salud, la alimentación del adulto mayor debe estar supervisada por el especialista en nutrición en coordinación con el médico geriatra.
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