La entrada a la tercera edad lleva consigo cambios muy notorios, principalmente físicos y de salud, por ejemplo: el caminar se hace más lento, el cabello se cae con más frecuencia, la vista comienza a fallar y la audición ya no es tan clara como antes.
De acuerdo con los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 465 millones de personas viven con pérdida auditiva, donde la tercera parte son adultos mayores a partir de los 65 años.
A la pérdida auditiva progresiva por envejecimiento se le conoce como presbiacusia y se caracteriza por el deterioro auditivo en las frecuencias altas, inicialmente en los sonidos agudos, después las frecuencias de la conversación normal. Usualmente es un proceso bilateral, progresivo y simétrico; y esto ocurre porque el oído también envejece y deja de cumplir su función principal.
A partir de los 65 años es muy común que comience a desarrollarse algún tipo de pérdida auditiva y en diferentes grados, por lo que es necesario que en el momento que los adultos mayores presenten dificultad para escuchar los acompañemos a un chequeo completo de su audición para evitar que se aíslen y dejen de pasar ratos en familia.
A más edad, mayor es el porcentaje de padecer este tipo de pérdida auditiva; a la población a partir de los 75 años se ve afectada el 40 por ciento y más de 80 años, se verán afectados alrededor del 85 por ciento. Las proyecciones de la OMS dicen que para 2050 más de 900 millones de personas en el mundo registrarán una disminución en su audición.
Cuando un adulto mayor comienza a perder la audición es importante apoyarlo y hacerle saber que no está solo y que aún puede tener una oportunidad de escuchar de nuevo. Es de suma importancia evitar por completo algún tipo de burla o comentario que lo haga sentirse mal por no escuchar bien, por el contrario hay que llevarlo con especialistas para que atiendan su tipo de pérdida de inmediato.
FUENTE: vertigopolitico.com