Hacer una fuerza indebida, aguantar mucho las ganas de ir al baño, las infecciones urinarias, los embarazos, el exceso de ejercicios de alto impacto y usar ropa muy apretada pueden generar incontinencia urinaria, es decir, la pérdida involuntaria de orina.
Esta es una enfermedad de la que no se habla mucho y de la cual suele pensarse que es un problema que solo debería preocuparles a aquellos que se acercan a la tercera edad, sin embargo, puede presentarse en cualquier etapa de la vida.
De acuerdo con el más reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, OMS, más de 200 millones de personas en el mundo sufren este padecimiento que cada día va más en aumento.
Así que si toser, caminar, reír, correr o incluso, tener relaciones íntimas con su pareja se le convirtió en un problema porque no puede contener la orina, ya es hora de que decida ir al especialista.
¿A quiénes afecta?
Las estadísticas señalan que, a nivel mundial, la incontinencia urinaria afecta a 2 de cada 5 mujeres mayores de 35 años y en los hombres varía dependiendo de la severidad.
Sin embargo, la edad no es el único factor determinante. Expertos aseguran que hay otras circunstancias que influyen en que se desarrolle en edades más tempranas, entre esas están la deficiencia del piso pélvico (es decir, los músculos que componen la pelvis están débiles) y haber tenido varios embarazos .
En los hombres, aunque es menos usual, se presenta después de los 40 o por algún problema relacionado con la próstata desencadenando problemas de orina.
La National Association for Conference afirma que las mujeres esperan 6,5 años y los hombres 4,2 años después de la aparición de los síntomas de incontinencia urinaria antes de buscar ayuda médica.
Una persona que padece incontinencia urinaria puede mejorar total o parcialmente su calidad de vida si busca la atención adecuada de un especialista que logre diagnosticar su situación y pueda elegir el mejor tratamiento teniendo en cuenta la causa que la produzca.
¿Cuántos tipos de incontinencia existen?
Existen tres tipos fundamentales de incontinencia: la incontinencia leve, la de grado dos y la de grado tres que es la más grave.
Cada uno de los tipos de incontinencia se puede reconocer de manera sencilla. Por ejemplo, la leve se identifica porque se manifiesta algo de micción cuando existe una actividad que implica fuerza como levantar cosas pesadas, reír, toser o saltar.
La grado dos, conocida también como vejiga hiperactiva, se caracteriza por la pérdida involuntaria de orina acompañada por la sensación urgente de eliminar, lo que ocasiona que las personas no alcancen a llegar al baño. En estos casos, se hace necesario el uso regular de toallas o pañales.
Por último, la incontinencia tipo tres que es por rebosamiento: cuando la vejiga ha perdido la capacidad de evacuar, y al estar llena empieza a gotear. En esta etapa una persona se puede orinar en cualquier momento con esfuerzos mínimos como caminar.
Tratamientos
Lo primero es realizar el diagnóstico, que se hace con un análisis completo, evaluando la duración de la incontinencia, la severidad y el tipo de incontinencia que tiene la persona.
Asimismo, para tratar la incontinencia leve se recomienda utilizar terapias de rehabilitación de los músculos del piso pélvico.
Hacer ejercicios sencillos que permitan fortalecer los músculos al rededor de la vejiga ayudará a prevenir e, incluso, a mejorar en algunos casos cuando ya se presente algún tipo de incontinencia leve.
Otra opción es hacer tratamiento con medicamentos. En algunos casos se puede tratar la incontinencia urinaria cuando es tipo 2 o moderada, y que afecta la calidad de vida, con medicamentos que disminuyen las contracciones anormales que la vejiga puede tener, reduciendo la pérdida involuntaria de orina.
Otro tratamiento es el procedimiento quirúrgico que es realizado en pacientes con incontinencia urinaria de esfuerzo de moderada a severa.
Este procedimiento se lleva a cabo con la utilización de cintas libres de tensión, que evitarán el escape de orina que sucede cuando se hace algún tipo de presión como reír, hacer ejercicio y hasta estornudar.
Lo que se realiza con la cirugía es cerrar la uretra y el cuello de la vejiga, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Cómo prevenir
- Llevar una vida sana le ayudará a prevenir esta enfermedad.
- No aguante las ganas de orinar. Esto irá ocasionando que los músculos de su vejiga pierdan fuerza.
- Controle su peso con una dieta balanceada con énfasis en fibra e ingesta de líquidos.
- No fume.
- Realice ejercicio periódico tres veces por semana durante 40 minutos.
- No use ropa apretada.
- Los hombres deben realizarse el exámen de prostata para ayudar a evitar este mal.
Vaya con regularidad al médico para realizar controles.