La diabetes sigue siendo una de las principales enfermedades crónicas- degenerativas que afecta a los adultos mayores.
Cuando hablamos de diabetes en la tercera edad nos referimos a dos casos: personas que con anterioridad la padecen y que actualmente han pasado la barrera de los 65 años y aquellas que han sido diagnosticadas por primera vez después de esta edad.
Especialistas destacan que los cambios en el metabolismo, la genética y en los hábitos de vida, influyen en el posible desarrollo de diabetes en los adultos mayores.
“Los síntomas del desarrollo de la enfermedad como tener sed, ir al baño con mayor frecuencia o una visión borrosa se pueden confundir con signos de envejecimiento, por lo que es recomendable realizar un examen de sangre regular que permita conocer los cambios que puedan estar ocurriendo en el organismo”.
Es muy importante que los familiares pongan atención en el adulto mayor, ya que en ocasiones estos llegan a olvidar tomar sus medicamentos o necesitan ayuda para aplicarse la insulina, medir sus niveles de glucosa o elaborar sus alimentos.
Respecto a la administración de los medicamentos, las personas mayores tienen un organismo delicado, por lo que el tratamiento para la diabetes debe revisarse de manera minuciosa.
“Los medicamentos se deben de administrar con precaución sobre todo por los efectos secundarios que pueden llegar a provocar en la persona como vómitos o nauseas”.
A cualquier edad puede haber complicaciones en la diabetes por no cuidar el nivel de glucosa en sangre y la hipertensión arterial, así como por el aumento de colesterol y triglicéridos; las consecuencias pueden ser alteraciones visuales, derrames cerebrales, enfermedad renal y amputación de miembros.
En este sentido, para lograr que su calidad de vida sea la mejor posible existen muchos factores que favorecen el control de la diabetes. Los más importantes son buena alimentación, ejercicio, ingesta de los medicamentos prescritos, además del control de otras enfermedades y el estado emocional.
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