Ceguera en adultos mayores: principales causas y tratamientos

Los adultos mayores tienen más probabilidades de sufrir afecciones en la vista. Entre las principales enfermedades relacionadas se destaca la degeneración macular relacionada con la edad.

La degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) es la primera causa de ceguera legal en países industrializados y la tercera a nivel mundial, se estima que en 2020 alcanzó a 196 millones de personas en el mundo. La detección temprana y los avances médicos en la materia son claves para evitar el avance de la enfermedad.

La DMRE es una patología que afecta la mácula, área central de la retina. Aunque hasta ahora no tiene un tratamiento de curación definitiva, existen procedimientos que pueden evitar la progresión de la enfermedad y, por ende, la disminución y pérdida de la visión central.

Hay dos tipos de degeneración macular: la DMRE “seca” es la más habitual y afecta al 85% de los pacientes que sufren de esta patología. La DMRE “húmeda” (DMREh), por otro lado, suele tener mayores consecuencias: el 90% de los casos de pérdida severa de la visión entre todos los pacientes que la sufren se debe a la húmeda.

Comenzar el tratamiento de forma temprana y cumplirlo estrictamente es fundamental para lograr mejores resultados. 

Señales de alarma

Los principales síntomas de la enfermedad son disminución de la visión y/o dificultad en la visión de lectura (se presenta como dificultad para leer o hacer cualquier otra actividad que requiera detalles en la visión central, como, por ejemplo, leer el diario, ver el celular o una fotografía, etc.), “puntos negros” en la visión al mirar un objeto de lejos y contraste reducido (esto implica una mayor necesidad de iluminación, mayor sensibilidad al deslumbramiento y disminución de la visión de los colores).

El factor de riesgo más importante es la edad. Aunque la DMRE puede presentarse en personas de mediana edad, los estudios indican que las personas mayores de 60 años están más expuestos. Un estudio reveló que el riesgo para las personas de mediana edad es de alrededor del 2%, mientras que para las personas mayores de 75 años el riesgo aumenta a casi el 30%.

Se sabe que factores como la obesidad, fumar y el historial familiar puede influir en el desarrollo de la enfermedad. Asimismo, las mujeres la padecen más que los hombres.

Si bien se trata de una enfermedad degenerativa que no tiene cura, es importante prestar atención a estos síntomas para lograr una detección temprana.

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