Escuchar mal puede generar aislamiento y depresión

El 70 por ciento de los adultos de más de 75 años presenta alguna pérdida auditiva. Escuchar poco o nada limita la vida cotidiana y la conexión social y familiar. Es importante detectar el problema y tratarlo a tiempo.

La pérdida de la audición relacionada con la edad, o por otras causas, puede provocar aislamiento y hasta depresión en las personas mayores. Si bien hay alteraciones que se producen de manera inevitable con el paso del tiempo, estar atentos a los síntomas, tanto la persona como su entorno familiar, y consultar al médico en forma rápida, puede ayudar a mejorarles la calidad de vida de manera notable.

Según expertos, no oír bien, no entender con claridad una conversación, no poder atender el teléfono, no abrir la puerta, no escuchar bien la televisión o la radio y necesitar subir el volumen (algo que puede resultar molesto para los demás) son situaciones que pueden alterar el día a día de un adulto mayor. A esto se suma el hecho de que no responden a los familiares cuando éstos le hablan y eso puede generar desde destratos a malos tratos, lo que provocará que el estado de ánimo de la persona se vea afectado. Cuando un adulto mayor empieza a notar que es cada vez más complicado integrarse, no es raro que se aísle. Y el aislamiento que se prolonga favorecerá la ansiedad y hasta la depresión.

Entre el 70 por ciento y 80 por ciento de los adultos mayores de 75 años presentan alguna pérdida auditiva, lo que limita su vida cotidiana y su conexión social y familiar. Del 10 al 30 por ciento, además, están dentro de un grupo de afectados más severos que posiblemente necesiten ser evaluados para un implante coclear.

Los especialistas que atienden habitualmente a personas mayores hacen hincapié la necesidad de detectar a tiempo la hipoacusia y comenzar a tratarla. También destacan la importancia de la prevención, que tiene que darse durante toda la vida. La exposición a niveles dañinos de ruido, muy frecuente en estos tiempos, es un problema que los médicos vienen “denunciando” desde hace años. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 1.100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales.

Posibles soluciones

Que alguien mayor escuche poco es tomado como algo natural. Pero los profesionales consultados comentan que hay cosas para hacer. Además de prevenir, se pueden tomar acciones para cambiar esa realidad.

Lo primero que se debe hacer es diferenciar las posibles causas de hipoacusia, las que pueden afectar a cualquier individuo sin discriminar edad como otitis agudas, crónicas, hipoacusia neurosensorial idiopática, trauma acústico, de la causa mas común de hipoacusia en el adulto mayor que es la presbiacusia o sordera senil. Se estima que del 70 por ciento al 80 por ciento de los adultos mayores presenta algún grado de pérdida auditiva que se correlaciona con la disminución de la calidad de vida.

La presbiacusia se define como un proceso fisiológico de deterioro en la percepción e integración de los sonidos que provoca dificultades en la relación con el entorno. Los hallazgos en las estructuras pueden ir desde atrofia del órgano de Corti, pérdida neuronal coclear, degeneración en las vías auditivas, alteraciones mecánicas y una lista de eventos que van a terminar provocando sordera de por sí, pero si a esto se le suma cualquier otra causa podría adelantar o precipitar la sordera. La exposición a ruidos ambientales o el uso de fármacos tóxicos para el oído pueden agravar el panorama.

 

Especialistas coinciden en que es crucial no dar por sentado que cuando se es viejo hay que escuchar mal o dejar de escuchar. Con respecto a la detección a tiempo del problema, se puede decir que los adultos mayores, en general, aceptan mal este déficit sensorial, por eso es necesario concientizarlos para mejorar la calidad de vida y la integración. Lo que se ve en consultorios, es que muchas veces se pasa por alto esta alteración y se prolonga en el tiempo afectando emocionalmente al individuo y favoreciendo el aislamiento. El rol de la familia es muy importante porque no siempre estas personas viven acompañadas, entonces, si detectan que empezó a escuchar mal, que está retraído o retraída, que se aleja de los lugares donde hay mucha gente o permanece como ausente o sin mencionar muchas palabras durante un almuerzo familiar o encuentro, hay que prestarle suma atención y hablarlo con el médico de cabecera o un especialista.

 

Sin dudas es una de las principales causas de discapacidad sensorial que afecta la interacción familiar y social, limitando la capacidad para comunicarse y, por consecuencia, generado aislamiento y pérdida de la autonomía y contribuyendo al desarrollo de la ansiedad, depresión y deterioro cognitivo. Durante el envejecimiento, la pérdida de audición es considerada como uno de los problemas de salud pública más importante por su impacto sobre el bienestar físico, emocional y social de la persona. Lo que sucede es que el déficit auditivo no sólo afecta la percepción y la comprensión del habla sino que también condiciona el nivel de participación social. Esto último se manifiesta en una tendencia a la depresión, a la disminución de la autoestima, al aislamiento social y al aumento significativo del estrés familiar, hechos que también son observables en personas con cierto grado de demencia.

 

En ese contexto, a medida de los adultos mayores pierden la audición, ven disminuir notablemente su calidad de vida, se reducen las posibilidades laborales, se aíslan de su mundo social y hasta comienzan a padecer deterioro en sus relaciones familiares. Todo esto lleva secundariamente a un estado depresivo, con pérdida de la autoestima ante la creencia de que esta situación es irreversible.

Opciones

El médico de cabecera del adulto mayor (o el especialista) es el encargado de hacer el diagnóstico correcto y proponer el camino más adecuado para mejorar la situación. La presbiacusia no se puede curar, pero existen pautas de comportamiento adecuadas y un tratamiento rehabilitador con los medios que la tecnología nos brinda. Además hay acciones que podemos generar como hablarles de frente y mirando bien a la cara, lentamente, pronunciando bien, en ambiente no ruidoso y sin gritarles. El uso de audífonos, el entrenamiento auditivo, los sistemas de apoyo como señales luminosas en el timbre o la puerta, vibradores en el bolsillo o la almohada, auriculares inalámbricos para televisión y la radio, amplificadores de sonido en teléfonos y teléfonos móviles para presbiacúsicos son todas alternativas válidas. Lo que hay que tener en cuenta es que las opciones dependerán también de las posibilidades económicas del paciente.

Implantes

Desde hace varias décadas se reconocen los beneficios del implante coclear (IC) en niños, adolescentes y adultos jóvenes. En los adultos mayores se generaron dudas y ciertas resistencias a este dispositivo. Pero esas dudas se fueron disipando con los resultados obtenidos en diversos centros implantadores de todo el mundo. A tal punto que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el uso de estos dispositivos en adultos en el año 1985. Los pacientes adultos mayores con hipoacusia neurosensorial profunda, posteriormente a la colocación del IC, obtienen un incremento significativo, no sólo de su calidad auditiva, sino también en la esfera social, emocional y cognitiva.

Las evidencias demuestran que la edad no debe ser una razón para excluir a un adulto mayor a ser un potencial candidato al IC. Al contrario, el resultado del implante coclear es similar a los adultos jóvenes demostrado por la presencia de la plasticidad cerebral independientemente de los años de deprivación de la audición. Pese a la mayor plasticidad del tejido cerebral joven, está demostrado que en pacientes implantados en la tercera y cuarta edad se obtienen similares posibilidades de recuperación.

 

Además de una evaluación minuciosa para saber si ese paciente es candidato a un implante (durante muchos años hubo gran resistencia también debido a la necesidad de una anestesia general, algo que fue cambiando gracias a los avances en anestesiología), hay que tener en cuenta que las obras sociales en general no los reconocen o lo hacen con enormes demoras.

La depresión y la sordera están más relacionadas de lo que se creía. Hoy se sabe que los adultos con alteraciones auditivas son más vulnerables emocionalmente, y que esto se da, sobre todo, en la franja que va de los 65 a los 75 años.

FUENTE: lacapital.com.ar

OTROS TEMAS

Cómo comunicar a niños y adolescentes que un ser querido tiene Alzheimer

FUENTE: geriatricarea.com

Comunicar que un familiar tiene Alzheimer es siempre un momento complicado y difícil de asimilar, más aún en el caso de a niños y adolescentes. Para ellos es importante saber explicarles qué es la enfermedad y qué es lo que le ocurre a su ser querido, normalmente su abuelo o abuela. Conscientes de ello, compartimos […]

Leer Más

Los múltiples beneficios que aporta la musicoterapia en las personas mayores

FUENTE: geriatricarea.com

La musicoterapia ha demostrado ser un tratamiento complementario con resultados satisfactorios para las personas mayores y su entorno. Por ejemplo, se están utilizando técnicas clínicas de musicoterapia neurológica para aplicarlas en el tratamiento de grupos de personas con enfermedades como Parkinson, Alzheimer, autismo, demencia, etc. A destacar, entre beneficios. la disminución los niveles de ansiedad […]

Leer Más